Un compost bien hecho es de color oscuro y no se reconocen sus componentes originales.
Olor
Huele a tierra de bosque.
Humedad y textura
Textura suelta y granulosa. No gotea ni se desmenuza al apretarlo con la mano.
El tamaño del material a compostar
Un tamaño entre 1 y 5 cm resulta idóneo.
La elevada presencia de materiales gruesos hace más lenta la descomposición. Si hay muchos, conviene partirlos o triturarlos utilizando una biotrituradora.
La fragmentación previa facilita el proceso de degradación y descomposición, ya que presenta mayor superficie para ser atacada por los microorganismos.
Si los materiales son demasiado finos, la pila se compacta y dificulta el intercambio de aire y agua con el exterior.
Por tanto, es importante que se consiga una proporción equilibrada entre materiales finos y gruesos para que queden suficientes espacios aireados (por ejemplo, mezcla de césped y ramas).
Relación carbono-nitrógeno
Los materiales ricos en nitrógeno (estiércol de aves, césped, posos de café, restos de frutas y verduras) aceleran el proceso de descomposición, pero aportan poco humus.
Los materiales ricos en carbono (ramas gruesas, serrín, papel/cartón, virutas de madera, paja, hojas de roble) ralentizan la descomposición, pero a cambio se obtiene abundante humus.
El humus es la capa de tierra rica en nutrientes que se produce en la parte superficial del suelo como consecuencia de la descomposición de los restos vegetales y animales que realizan diversos microorganismos.
Lo ideal son materiales equilibrados en carbono y nitrógeno. Es el caso de las ortigas, hojas de árboles frutales y de arbustos, estiércol de ganado, ramas finas.
Aireación
Los microorganismos que degradan la materia orgánica para convertirla en compost son aerobios, es decir, necesitan oxígeno. Una baja cantidad de oxígeno da lugar a situaciones anaeróbicas que aminorarían la velocidad del proceso, crearían malos olores y reducirían la calidad del producto.
Para que toda la pila de compost esté correctamente aireada, es necesario mezclar bien materiales finos y gruesos, y voltear el material cuando la pila se encuentre demasiado compacta o muy húmeda.
Humedad
Sin un mínimo de humedad, la mayor parte de los microorganismos no pueden vivir. Los niveles óptimos están entre un 40 y un 60%. Se puede comprobar cogiendo un puñado de compost y apretarlo con la mano. Si la humedece pero no escurre agua entre los dedos, la humedad es óptima.
El exceso de agua produce encharcamientos e impide que haya aire en la pila, dando lugar a material podre que provoca malos olores.
Si hay demasiada humedad, conviene añadir materiales secos (paja, ramas finas, serrín, papel/cartón).
Por el contrario, si hay déficit de humedad, habría que añadir materiales frescos (restos de frutas y verduras, césped recientemente cortado) o regar ligeramente la pila de compost.
Temperatura
La degradación de la materia orgánica en el compostaje doméstico se genera a temperaturas de entre 35 y 65ºC.
Si la temperatura es muy baja, puede deberse a que la pila de compost es muy pequeña, que el material esté demasiado seco o que falte nitrógeno. Si supera los 75ºC, hay que enfriar la pila volteándola para que se airee bien, o regarla.
A partir del segundo o tercer día, la temperatura se sitúa entre los 50 y 60ºC. Durante los siguientes quince-veinte días, se sitúa entre los 65 y los 75ºC. Y a partir de las dos o tres semanas, disminuye (temperatura ambiente).
Cómo reconocer un buen compost
Color y aspecto
Un compost bien hecho es de color oscuro y no se reconocen sus componentes originales.
Olor
Huele a tierra de bosque.
Humedad y textura
Textura suelta y granulosa. No gotea ni se desmenuza al apretarlo con la mano.
El tamaño del material a compostar
Por tanto, es importante que se consiga una proporción equilibrada entre materiales finos y gruesos para que queden suficientes espacios aireados (por ejemplo, mezcla de césped y ramas).
Relación carbono-nitrógeno
Aireación
Humedad
Temperatura